El jaguar en el horóscopo azteca
El jaguar supone la encarnación del Sol en una bestia salvaje, ya que los aztecas a los dos, tanto al animal como al astro, los consideraban feroces y sedientos de sangre. En las ceremonias sagradas se ofrecía al segundo el corazón de los sacrificados.
Por otra parte, el jaguar simbolizaba las propiedades "nocturnas" del Sol, como se suponía que éste realizaba un viaje por el
interior de la tierra a lo largo de estas horas, a la fiera se le concedían valores subterráneos fijándose en su costumbre de dormir en las cuevas más difíciles de localizar por los cazadores.
Una bella leyenda del México precolombino contaba que en los orígenes de la Tierra el jaguar saltó al espacio en busca del Sol, al que consiguió atrapar con sus garras. Pero el águila le arrebató la presa para conducirla al amanecer. Claro que la pelea resultó tan terrible que incendió el cielo, hasta el punto de que quemó la piel del jaguar. Y por eso quedó eternamente marcado con unas manchas imposibles de borrar.
Los nacidos jaguares disponen de fuerza, nobleza, razón y seriedad; a la vez, muestran actitudes de audaces aventureros. Les atraen los cargos importantes, no desprecian los honores y los aplausos, pero llegan a ser muy ambiciosos. Apasionados del trabajo bien hecho, buscan los mejores y más fieles colaboradores. No perdonan el error de los demás, y mucho menos los suyos propios. Signo ideal para los militares de carrera, pues llegarán alto. Por lo mismo somete al peligro de excederse en el valor hasta el punto de encontrar la muerte. Como defectos encontramos algunos como el amor a los cónyuges de los demás y la inmortalidad. Pero las mujeres jaguares poseen seguridad, actividad, son exigentes consigo mismas, orgullosas y muy libres en sus costumbres. Resumiendo, "resultan ingeniosas y guardan un corazón fácil para el amor".
